Hoy os quiero hablar de un plato típico de Galicia, muy común en los furanchos y taperías y últimamente hasta empieza a verse también por restaurantes de mas nivel, ya que lo tradicional siempre llama clientela. Se trata de los pimientos de padrón.
Una de las características principales de estos pimientos además del sabor, por supuesto, es que algunos de ellos pican, pero pican de verdad, llegando incluso si tienes mala suerte a ser peor que una guindilla, pero ese picor no evita que mucha gente acabe encantada con su sabor y a pesar del picor siga comiéndolos.
Debido a esta peculiaridad sale el dicho gallego “pimentos de Padrón, uns pican e outros non).Con este refrán se nos presenta habitualmente este manjar procedente de tierras gallegas y popular en toda España por su intenso e inconfundible sabor. Son siempre pimientos verdes y suelen ser de pequeño tamaño.
Son muy fáciles de preparar y existen varias modos de hacerlo pero la manera más común es freírlos con aceite de oliva y sazonarlos con sal. Consumirlos supone parte del ritual de los amantes del tapeo y, como es obvio, no pueden faltar en una mesa típicamente gallega, furancho o tapería. Hay mucha gente que dice que sabe diferenciar cuales son los que pican de los que no, pero eso no pasa de ser una leyenda urbana... Ya no es ni el primero ni el segundo que le veo decir eso y coger uno diciendo “este no pica, ya veras...” y diez segundos después le esta cayendo una lagrimilla por la mejilla. Si es verdad que puedes llegar a intuir por el tamaño, la forma o el color cuales tienen más probabilidades de picar o no, pero las apariencias engañan y siempre te toca alguno que parecía inofensiva y de allí a un rato te hace echar fuego por la boca. Además es algo impredecible ya que a lo mejor coges una remesa que no pica prácticamente ninguno y otra que sin embargo pican casi todos. Esta incertidumbre por saber cual pica es precisamente donde encontramos la originalidad y diversión a la hora de consumirlos, de ahí que comamos uno y otro hasta que nos toque uno picante, como si fuese el juego de pasarse el globo de agua y a ver a quien le explota.
También a la hora de eliminar el picor hay varios métodos que según la persona funcionan mejor o peor. El más común suele beber agua, pero no es el que mejor funciona ya que calma en el picor en el momento, pero en cuanto paras de beber vuelve igual o incluso con más fuerza. Otro remedio y este además uno de los mas populares es comer pan, pero la verdad no se si es que yo soy especial o que no funciona realmente, pero a mi no me hace ningún efecto. A mi particularmente el que mejor me funcionó por ahora es la cerveza, no se si es porque el alcohol calma el picor, o porque, pero a mi me funciona. Ya me diréis que es lo que mejor os funciona a vosotros.
Origen
Su origen es franciscano. Los pimientos de Padrón son mayoritariamente de la localidad coruñesa que les da nombre aunque se cultivan prácticamente en toda Galicia y parte de España y mundo. Su cultivo comenzó, en realidad, en la aldea de Herbón (perteneciente hoy al municipio de Padrón), donde se plantaron estas hortalizas recién descubiertas en América. Así, con los años, se fueron adaptando a la climatología y suelo de los valles de los ríos Ulla y Sar, menguando en tamaño pero ganando en aroma, dando lugar a pequeños pimientos respingones de intenso sabor como los que conocemos hoy en día. Parece ser que los monjes franciscanos del monasterio trajeron de la evangelización por las Indias Occidentales (América, en especial de las Antillas y Bahamas) algunas semillas, que acabaron sembrando en la huerta del monasterio y dando lugar a los conocidos pimientos de los que hoy podemos disfrutar. Los auténticos, procedentes de esta aldea y sus alrededores, tienen un precio bastante elevado en comparación con otras imitaciones que se cultivan en Almería o Marruecos. De hecho, sus agricultores luchan por obtener la Denominación de Origen igual que se hace con los vinos y licores.Su recolección se realiza cuando aún son pequeños, ya que ése es el momento en el que el sabor alcanza su mayor potencial. Si se dejan crecer, se hacen algo más largos, más parecidos a los pimientos convencionales, y, si son de los picantes, adquieren un tono rojo intenso, parecido a las guindillas, pero más grandes y anchos. La temporada comienza en mayo y se alarga hasta finales de verano. De hecho, en agosto se celebra en Herbón una gran fiesta para celebrar la cosecha de los pimientos y todos sus habitantes (y cientos de visitantes curiosos y turistas) se unen a la fiesta degustando este manjar.
(Foto tomada por Marcos Garcia de MarcosGarcia.es)Normalmente, los primeros en recolectarse de la temporada son inofensivos... pero según va acercándose el verano van picando más. Aún así, los agricultores, grandes gurús de estos pimientos, aseguran que los más suaves suelen ser los de pequeño tamaño, aunque siempre hay excepciones que confirman la regla (como ya os dije antes, hasta al más sabio le sorprende un pimiento que parece una lengua de fuego en cuanto lo metes en la boca). En cualquier caso, la temporada y las dimensiones del pimiento suelen tener que ver en el hecho de que piquen o no.
Como cocinarlos
Su preparación es muy fácil, hasta yo que soy un poco manazas para la cocina podría hacerlos sin problema. No tenemos más que freírlos, bien hechos, en abundante aceite de oliva y a la hora de servirlos solo hace falta echarles un poco de sal gorda y ya están listos para degustar. También le podéis echar un poco más de aceite según gustos, aunque con el de la fritura suele ser suficiente. La manera de comerlos más común es como tapa, ración o aperitivo, aunque su incorporación a otro tipo de recetas es cada vez más habitual, pudiendo usarse por ejemplo, como rellenos o en compañía de otras verduras. Otra forma de verlos bastante comunes como guarnición de platos de carne, marisco o pescado, sobre todo, de especialidades gallegas. Una mesa con una fuente de pimientos de Padrón, pulpo a feira, empanada y calamares se convierte en uno de los manjares mas típicos de Galicia.