

Samos se encuentra en un espectacular entorno natural, en un valle que da entrada a los montes de Pedrafita. Lo atraviesa el Río Oribio, un pequeño río, rico en anguilas y truchas, unos de los platos más emblemáticos de la zona. 
A orillas del río Oribio se levanta el antiguo monasterio de San Julián de Samos, todavía regido por monjes benedictinos. Su nombre se deriva de la palabra sueva samanos, que significa "lugar donde viven religiosos en comunidad". Según la tradición, lo fundó san Martín Dumiense en el siglo VI. La primera noticia de su existencia la facilita una inscripción que indica que el obispo de Lugo Ermefredo restauró el monasterio en el año 665, y restableció la vida monástica bajo la regla de san Fructuoso. 
Durante la invasión árabe fue destruido y abandonado. Hacia el año 760 lo restauró Fruela I, albergando monjes procedentes del monasterio agaliense de Toledo, con el abad Argerico y su hermana Sarra, (de ahí que pueda proceder de aquí el nombre de Sarria, o de la tribu existente en San Cristobo do Real llamada los seurros, y junto con su hermano funda una comunidad dúplice una de las primeras de España y Europa). El hijo de Fruela, Alfonso II el Casto, refugiado en él durante un tiempo, confirmó a los monjes el 11 de junio del 811, las donaciones realizadas por su padre. 40 años más tarde Ramiro I lo repobló con monjes huidos de Andalucía, poniendo al frente de la comunidad al abad cordobés Fatalis. Nuevas donaciones de Ordoño I al abad Ofilón convirtieron este monasterio en cabeza de los de su entorno. A comienzos del siglo X, el obispo Ero de Lugo intenta hacerse con el control del cenobio que quedó reducido a simple parroquia, pero Ordoño II consigue salvarlo de la crisis con la colaboración de nuevos monjes benedictinos procedentes del monasterio de Penamaior. Viviendo desde el año 960 esta comunidad bajo la regla de san Benito. En el siglo XII se adhieren a la reforma de Cluny. Se convirtió en uno de los centros más importantes de la Edad Media. Abandonado durante la desamortización, volvieron los benedictinos en 1880.
En 1558 sufrió un gran incendio y tuvo que ser rehecho. De las construcciones medievales únicamente se conserva una puerta de la antigua iglesia, la capilla del Salvador, una columna y un fragmento de una placa de mármol del siglo IX. En 1951 sufrió otro incendio. Destaca su fachada barroca con acceso por doble escalinata.Posee dos claustros, el grande (siglo XVII) es el mayor de España y conserva en sus muros piedras de las antiguas construcciones medievales. El pequeño o de las Nereidas es de estilo gótico tardío, y el Grande o de Feijoo. Entre ambos está la torre del reloj y la portada románica de la primitiva iglesia. El retablo "mayor" está presidio por la imagen del patrono: San Julián, en la basílica abacial existen otros doce retablos, tres de los cuales se cree ocuparon la cabecera tripartita de la iglesia románica (de la cual se conservan más restos que la puerta pero que se sacarán a la luz en breve).

Muy cerca del monasterio se alzó la iglesia del Salvador, del siglo X; tiene algunos elementos mozárabes.En el siglo XIII había en este monasterio unos monjes encargados de atender al peregrino y algunos particulares expresaron en sus donaciones el deseo de que parte de ellas sirvieran para su cuidado. El documento más antiguo que se conserva de la estancia de peregrinos en el hospital construido dentro del propio monasterio es del s. XI y hace referencia a la minuciosa contabilidad del albergue de peregrinos.

Samos con los siglos además de hospital de peregrinos se convirtió en lugar de entierro de los caminantes, eran trasladados aquí los que fallecían en el camino a su paso por Lugo. En el siglo XVIII, durante 3 días los peregrinos podían comer en el refectorio del monasterio la misma ración que se asignaba corrientemente a los monjes. Por otra parte, cuando los peregrinos eran o bien sacerdotes o bien personajes de cierta categoría, por su condición especial también se les daba cama. El resto de los romeros, para su alojamiento, se refugiaban en una casa que el monasterio tenía preparada para tal fin en el pueblo de Samos.Ver Turismo Enxebre en un mapa más grande

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Buena parte de la fortaleza fue derribada durante las Revueltas Irmandiñas, siendo reconstruida por don Rodrigo Enríquez Osorio, conde de Lemos, a costa de aumentar considerablemente los impuestos a los vecinos, situación que motivó pleitos entre el concello y el conde en la Audiencia de Valladolid, que fueron por fin resueltos en 1534 por el rey Carlos I a favor de los vecinos.Durante la Edad Moderna la abigarrada fortaleza se conviertió en una construcción renacentista de carácter marcadamente palaciego. El último episodio militar que protagonizó el castillo fue durante la Guerra de la Independencia, el ataque dirigido por los caldéanos al 15º regimiento de la división del general Marchand, quien como represalia mando incendiar la villa y el castillo, perdiéndose en dicho incendio importante documentación sobre la historia de la comarca. A partir de 1794 el señorío de Lemos se incorporó a la casa de Alba a través del XVIII conde de Lemos, Carlos Miguel Fitz-James Stuart. El edificio estuvo habitado hasta el siglo XIX por Sol Stuart, pariente de los Duques de Alba. .jpg)
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En la actualidad está declarado Monumento Histórico-Artístico bajo la protección de la Declaración genérica sobre el Patrimonio Histórico Español. Su restauración es parcial, y están en estudio los restos recientemente encontrados en el subsuelo, por lo que podréis encontrar algunas zonas cerradas al público o con escombros.Las dependencias que rodean el patio de armas encierran muestras de objetos ligados a los modos de vida tradicionales de la comarca; se conserva un bonito telar e incluso en la parte de fuera una catapulta. .jpg)
Descripción
Al fondo, y centrado en el patio, hay un enorme pozo de varios metros de ancho y a su lado los restos del antiguo horno.En el primer piso del palacio, al lado de la torre del Reloj, se encuentran las salas dedicadas a los estudios arquitectónicos de la comarca, en las que pueden verse gráficos y explicaciones con gran detalle sobre la construcción de monasterios, hornos, viviendas, etc.En la llamanda torre del Reloj, además de poder admirar la antigua maquinaria funcionando, hay algunas piezas etnográficas y unas espectaculares panorámicas desde las ventanas. En la parte más alta del castillo se encuentra la torre del homenaje, que por su estado no se puede visitar. 

Desde aquí podemos contemplar toda la distribución del conjunto, el esquema constructivo de las murallas, troneras, matacanes y barbacanas y, por supuesto unas espléndidas vistas de la villa y del entorno.En el patio sur donde se pueden apreciar restos de torreones, un bonito reloj de sol, otros restos arqueológicos y la espectacular torre del Homenaje.

Respecto a la música pasa igual, somos totalmente distintos. Nuestros orígenes son celtas, igual que los irlandeses, escoceses y algún que otro pueblo del norte. Nuestros instrumentos tradicionales son la gaita, el bombo, el tambor, la pandereta y como no... la voz. Al contrario de lo que la gente piensa, los grupos tradicionales no eran numerosos, ni iban todos vestidos iguales. Como antes no 

Hoy en día esto ya es más 










